jueves, 5 de marzo de 2009


SIN TITULO 1991

Eran las once y media de la mañana. Su estómago, ciertamente compungido le recordaba que se acercaba la hora de comer, que se acercaba el medio día, que había perdido la mañana completa pensando y repensando una posible salida a lo que sólo tenia una solución posible. Un fluir de líquidos, de todas las direcciones posibles del cuerpo le recordaban lo imposible, que jamás podría escabullirse de su intestina gastritis, que por otro lado se rebotaba cuando se sentía “estresada”, cuando tenía que tomar decisiones cruciales (cuándo iba de levante, cuándo se preparaba para caerle al chico de turno de la facultad, etc.). Sin embargo, esto y esta vez eran diferentes. Quince minutos habían pasado desde que empezó a ser consciente de su estómago, y el personaje en cuestión no amenazaba en llegar. Los automóviles, quizá como piedrecillas-cálculo renal, todos aglutinados en la vía, apretujados, dolorosamente quietos albergando gente, que al igual que ella impacientaban en la espera: Mierda atascada.

Doce en punto (piensa en una letra… -la C, la C de Concepción. Me están pensando por O… ¡Jueputa, me está pensando! Entonces, ¿por qué mierdas no llega?-). Tiene hambre, y no es por nada, pero además de querer verlo, quiere que le llene la barriga, no precisamente de huesos, a menos que sean de pollo, aunque de tanto comer pollo le van a salir plumas –piensa ella- a quien por otro lado le fascinan las frases “pintorescas”. Ahhhh, seguramente si hubiera sabido que esto iba a ser así jamás se habría metido con el señor O. El hombre era puntual, seguramente le había surgido algo de momento, una reunión de Área, que la planeación, que una capacitación, en fin… en medio de todo, dedicarse a un trabajo como ese no era tan sencillo, requería de un tanto de fanfarronería y tontas reuniones con los colegas.

Mientras observaba a un par de gamines, indigentes, desechables… ¡Ahí estaba! el mismísimo señor O., Mr. Balls, un nickname que acababa de idear mientras acariciaba con sus ojos la protuberancia entre las piernas, la imaginaba ir de un lado al otro, pesada, cargada, sólo pensaba en aliviar ese peso, ella sin duda tenia con qué. O quizá no se ondeaba como Péndulo, era definitivamente un hasta lista para izar banderas, tocar trompetas y condecorar a los desaparecidos en acción. Todo eso sucedió a la velocidad del pensamiento, ese que es el único capaz de llevarnos a donde las piernas bien abiertas tal vez no pueden, dónde el Baloto (cómprelo, gánelo, y disfrútelo) no puede llegar, porque la excentricidad si conoce de fronteras; el pensamiento, ohhh divino ángel de fuego que combinado con el deseo es capaz de coronar a la mujer (o el hombre) imposible por excelencia. El pensamiento, seguro, y sin riesgo de venéreas.

-Hola mamita, ¿llevabas mucho esperando?

-Un poquito amor, lo suficiente para idear el apropiado castigo.

- ¿Castigo princesita? Disculpa, pero es que la Negra mandó circular, y ni modo, yo me escabullí como pude primor.

- Yo sé mi corazón de melón, pero me tienes que retribuir la espera.

- Sabes que hace rato estoy que te retribuyo con TODO…

Hubo un gran silencio después de ese enorme y englobante: TODO. Todo, pero ¿qué era TODO?, ¿a qué se refería con TODO? ¿A las manoseadas en el cine, a las mamadas en la mesa 20 de la Normanda, a las cogidas de culo bajando o subiendo las escaleras, a los besos interminables, a escondidas por entre los lockers del salón imperial de “profesores”?

-¿Que pasó mamacita?, de repente te quedaste mustia.

-¿Mustia? Perdón la ignorancia, ¿Qué es eso?

- Jajaja, ayyy palomita, por eso te quiero, estar rodeado de académicos es tan putamente aburrido…

- ¿Que me está queriendo decir?, que soy bruta, que sólo soy un par de 36B y un culo protuberante?

-Ayyy linda, ¿como dices eso? Cuida la boquita, ¿esa boquita tan linda y con esas expresiones?

-Bueno bebé, ¿y a dónde quieres ir hoy?, mira que tienes que alimentarte bien, para que continúes así, toda linda, toda rosadita como un melocotón

-¿Qué tal si vamos a la Normanda?

ESTA HISTORIA CONTINUARA…. (Por favor comente, vote y diga si quiere que esta historia continúe o no) (Pffff, igual continuará, créame señor o señora lector o lectora)

Imágen arriba: SALVADO DALÍ: Joven virgen autosodomizada por los cuernos de su propia castidad. Taschen Books 2005